El poder del conocimiento, del cariño
pueden lograr con una llamada acercar continentes
y con una mirada derretir corazones.
Una sonrisa distante cautiva personas
y una lágrima callada,
esa que en teoría el mundo desconoce,
se sirve de las millas que separan nuestras almas
para hacerse de intensidad y fuerza,
y llega al empatizador cual tsunami a tierra,
cual meteorito a planeta,
cual muerte a la vida.
Es entonces cuando esa lágrima callada,
que en un inicio fue en solitario,
se comparte,
se divide entre seres como nosotras
entre quienes los obstáculos no son más que formas de crecer en conjunto.
Y esa lágrima silente pasa a la historia,
nunca se habla,
¡ni se hablará!
pero a partir de su derrame todo cambia.
Basta con una sola llamada para que se acerquen continentes,
con una mirada -por la vía posible- para derretir corazones
y una vez derretidos fusionarlos,
hacerlos uno y seguir adelante como si nada hubiera pasado,
pero sabiendo que pasó.