Cuando la nostalgia te puede

Estaba revisando un artículo que tenía a medias desde hace meses, uno que no me había atrevido a terminar por miedo a que no captara la verdadera esencia de mi aventura, el de mi mochileo por Lisboa, ese maravilloso viaje en compañía de Jessica Mercedes que marcó el inicio de mis 25 años de vida.

De repente me llené de la magia que había vivido, de las ganas de volver hacerlo y ante la imposibildad evidente me abrí en llanto. La nostalgia me pudo y me dejó llorando cual magdalena al recordarme la -muchas veces triste- realidad en la que nací: soy isleña, lo único que tengo a mi lado es el mar. Y es hermoso, lo amo, lo necesito, lo pensaba cada día de mis casi tres años madrileños, pero caramba como extraño el saber que tras mis fronteras hay tierras que descubrir, así como una infinidad de aventuras presupuestariamente posibles.

Cuando las limitantes económicas y geográficas son más fuertes que tu sed de vivencias y conocimientos, lo único que te queda es sentarte en la cama, sola, y dejar que la nostalgia se manifieste en lágrimas que emanan de las puertas de tu alma.

1 comentario en “Cuando la nostalgia te puede”

  1. Hola bonita

    Pena que te hayas sentido así, ahora que estoy en otro país te entiendo a la perfección y sé que se anhela todoooooo lo que es el tuyo, pero como me dice una amiga: Hasta la ciruela pasa.
    Todo pasa y la vida sigue, de eso sabes muchoooo.
    Animo y un abrazo que reconforte.

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