Ayer me di cuenta de que estoy siendo «víctima» de algo. Soy la profesora de fotografía de un curioso grupo de adolescentes de 9no / 1ero de bachillerato.
En el primer ciclo me concentré mucho en llevar a cabo un programa perfecto, cargado de teoría y un tanto rígido. Los niños aprendieron, pero no disfrutaron la asignatura tanto como la disfruté yo. En el segundo ciclo (actual) opté por cambiar un poco, dejar que se involucraran más en la clase y hacer que ellos mismos fueran participando con exposiciones que posteriormente complemento. En cierto modo siento que no estoy dándoles todo el peso teórico que me gustaría, pero luego recuerdo que son estudiantes de bachillerato y no de doctorado… Y ayer, tras una pequeña sesión de preguntas para retroalimentarme me di cuenta de algo: El resultado está trascendiendo mis expectativas.
Ken Robinson dijo en una de sus ponencias de Ted: «If you can light the spark of curiosity in a child, they will learn without any further assistance» y creo que esto es justo lo que me está sucediendo. Los niños están asumiendo como propios los movimientos artísticos que influyeron en la historia de la fotografía, se les escucha decir cosas como «me gusta más tal movimiento por que el blanco y negro tan intensos son más impactantes», refiriéndose a los altos contrastes o «me choca como las formas se pierden y ya no sabemos de qué es la foto», hablando de las abstracciones.
Es impresionante como tan solo entrar al aula me vuelan arriba con sus teléfonos móviles para enseñarme las fotos que han tomado en el transcurso de la semana y para que les diga qué pienso y como mejorarlas. Es hermoso como algunos llegan y antes que nada se justifican con argumentos como «si profe, sé que debí buscar tal o cual ángulo pero no podía por…». Me emocioné mucho el día que un estudiante llegó con una foto de punto de vista y plano totalmente distinto y me dijo: «es que era diferente y quería transmitir algo diferente».
Mis alumnitos no terminarán de este año escolar siendo fotógrafos, de eso estoy segura. Pero si tendrán (al menos por un par de días) la llama de la curiosidad encendida y las ganas de crear despertadas. Esos niños están rompiendo sus propias limitaciones (¡profe yo no sé tirar fotos! o ¡yo no soy creativa!) y están llevando la clase a un nivel que yo, sinceramente, no esperaba alcanzar.
Confieso en que ya van varios días en que termino casi llorando de la emoción con una sonrisa más grande que mi cuerpo porque pocas cosas se sienten tan bien, como ser responsable de despertar la pasión en alguien… That my dears, is the purest happiness!