Hay momentos en la vida en que uno se percata de su propia ignorancia y no puede más que sentirse pequeño/a e impotente…
A mi (y entiendo que a todo el mundo igual) me sucede generalmente mientras exploro o descubro nuevos temas ante los cuales no puedo más que ‘mirar al vacío’ y pensar ¡hay tanto que leer, conocer y estudiar que no me dará esta vida para poder con todo!
Me inundan sentimientos de culpa: «si hubiera hecho más caso en el colegio», sentimientos de responsabilidad: «si hubiera continuado tales estudios»o «si no hubiera dejado de leer en aquella etapa…», sentimientos de impotencia: «nunca podré saber lo suficiente», sentimientos de inferioridad: «debería tener más cultura general» y al final acabo sumergida en una quasi crisis y un pequeño ataque de pánico que enciende sobre mi el inmenso y luminoso rótulo de «IGNORANTE».
Con el corazón a millón y el ego por el inframundo hago un esfuerzo por detener el proceso mental y emocional que me va paralizando. Es entonces cuando me surge una idea: oye pero, ¡al menos tengo conciencia de mi ignorancia, habrá quien ni se percate de que hay vida más allá de su campo de visión!
Llegan a mi la frase de «sólo sé que no sé nada» y la infinidad de voces que me han tildado de loca de remate cuando digo que no sólo quiero hacer un doctorado, sino terminar de aprender al menos dos o tres idiomas más y luego poder estudiar con calma y detenimiento cosas que me apasionen. ¿Te piensas pasar la vida estudiando? Me han sabido decir por ahí como pretendiendo hacerme sentir culpable al afirmarlo.
No han pasado ni 10 minutos de este torbellino nocturno para que acabe sonriendo, porque, además de mi ignoracia me pude percatar de otra cosa: si algo sembraron en mi mis padres y maestros fue la semilla de la duda y la sed del conocimiento.
¡Pasó la tormenta! Me siento agradecida, mi corazón vuelve a la calma, se queda la paz en mi rostro, me siento más tranquila y entonces, continúo descubriendo.
SI, lo sé, a estas alturas debes estar pensando que soy una dramática y que pienso de más pero ¿sabes qué? ¡Así es que suceden las cosas en mi cabeza!