¿Te ha pasado que estás en medio de una persecución y brincas con todas tus fuerzas… sólo para levantarte en medio un salto? Hay algunas sensaciones recurrentes que simplemente nos pasan, no porque tengan lógica ni por qué las provoquemos, ellas llegan y no nos queda de otra que observarlas. Ante ciertas situaciones, a veces yo tengo la impresión de que vendrá una persona externa y me tildará de algo que implique que no merezco estar donde estoy. Si, te presento a las inseguridades, esa recua de traviesas que siempre encuentran la forma de colarse en nuestras cabezas, independientemente de todo razonamiento. Esta fue una de ellas.
Hace algunos meses una colega, a quien también le concedieron el Fellowship de YLAI, puso en el grupo una invitación a que diéramos de manera voluntaria unas charlas virtuales en torno a ciertas áreas del emprendimiento, una de ellas era la importancia del plan de marketing y yo, que aprendí a duras penas lo que es emprender sin tener uno y lo útil que hubiera podido ser en mi caso, me ofrecí… Fast forward a unos días después y ahí estaba yo, no sólo dando un taller abierto y gratuito para emprendedores de mi región, sino recibiendo la info de que me quizá propondrían para fungir como jurado de una de las más relevantes competencias de emprendimiento de Latinoamérica: TIC Américas.
Sí, si me lees de antes ya te habrás dado cuenta de que me sucedió de nuevo. Así que… Bienvenido/a a otro episodio de la surreal vida de esta cheposa dominicanita que se siente gusarapo.
Ahí fue cuando comencé a sentir aquello de que no me lo merecía, pero como es norma y como insistía mi estimada Celinés Toribio: le di para allá, con todo y miedo. Participé de una reunión virtual, llené algunos formularios, intercambiamos uno que otro correo y recibí las propuestas hechas por los grupos que me habían sido asignados. Te confieso que me sentí muy rara y fuera de sitio porque esos equipos eran real y auténticamente talentosos, además de que tenían emprendimientos que potencialmente podrían cambiar realidades, aportando a través de ellos a crear una mejor región. Y estaba yo dizque juzgándolos, ¡YO! Esa cuya primera empresa murió por agotamiento y, como dicen las estadísticas, no duró más de tres años. Era casi un absurdo y mis inseguridades estaban a flor de piel, pero seguí, les califiqué según los parámetros indicados y me olvidé del tema.
Hace unos días recibí un correo. Eran ellos.
Me daban las gracias por mi contribución y me adjuntaban un certificado digital de participación. Se me aguaron los ojos al ver el adjunto que incluía MI nombre debajo de todos ESOS logos y me volví a sentir como en G-STIC, como en YLAI, como en los Dominican Treasures… ¡Como un gusarapo entre tiburones!
Yo estaba repleta de emociones positivas y, aunque sigo pensando que no merecía el honor, no puedo más que agradecer que la vida, los astros, los dioses o al universo el que me bendijeron nuevamente con oportunidades de enseño, en este caso la de ser ponente virtual y jurado de TIC AMÉRICAS.
Aprovecho para ir dejando por escrito que acá estoy, con brazos, mente y corazón abiertos a retos y aventuras profesionales como esta, así me despierten todas las inseguridades y ansiedades del mundo mundial. Porque total, ¿para qué estamos acá sino para salir de la zona de confort y redescubrir nuestros propios límites?
¿Te ha pasado alguna vez eso de sentirte así?¿Con qué?
P.D. Ganó uno de los equipos que califiqué y aunque no tiene nada que ver conmigo, pues no tengo mérito alguno en relación a su propuesta, eso también me dejó una buena sensación.