Desde mi punto de vista el hombre dominicano se caracteriza por una cosa: su muela.
Ayer estuve en un colmadón con unos amigos, que a la vez trajeron a otros amigos y así sucesivamente. De repente me encontré ante un grupo de dominicanos -tanto casados como solteros- y me percaté de que lo que los unía a todos a parte de su nacionalidad, era su labia.
Impresionada me puse a pensar y a observar que sin lugar a dudas los hombres de mi país poseen el don de la palabra y la utilizan para inflarnos el ego a las mujeres. Sus argumentos a veces son brillantes, elegantes y realmente halagadores, otras veces son vulgares, inauditos y desagradables, pero sin lugar a duda son dignos de ser recordados.
Desde el clásico «diablo mami tu si ta buena» al «mi mayor error fue no conocerte antes» los piropos dominicanos son un interesante caso de estudio. Y lamentablemente nos acostumbran a que nos prometan infinidades de cosas como bajarnos las estrellas ¡y por supuesto la luna!
Confieso que cuando llegué a Madrid tuve una pequeña crisis de autoestima pues al caminar por la ciudad no obtenía más que prometedoras miradas y eso me hizo cuestionarme seriamente si me sentaba mal el clima o algo así. Y no fue hasta unos meses después que comprendí que la diferencia era la ausencia de los halagos callejeros y esa forma en que buscan llamar la atención de quien les resulta atractivo que realmente me hacía más falta…
Una se acostumbra a todo, sea bueno o malo y la muela de mis nativos es una de esas cosas que cuando las tengo las menosprecio y cuando no, las extraño.
ADVERTENCIAS:
A las extranjeras: tengan cuidado con lo que escuchan de boca de un dominicano.
A las criollas: prepárense mentalmente cuando salgan del país, que la muela de los nuestros es «especial».
De mi cabeza a tus ojos. 
lo dominicano somo bacano